martes, 1 de mayo de 2007

30 años de lucha para las Madres de Plaza de Mayo


El 30 de abril de 1977 se cruzaron los destinos de tres mujeres: Esther Ballestrino de Careaga, Maria Eugenia Ponce de Bianco y Azucena Villaflor salieron a la “Plaza”, como tantas otras madres a buscar sus hijos desaparecidos en plena dictadura militar.
La Plaza refiere a la Plaza de Mayo, lugar emblemático en Buenos Aires para todas las luchas sociales por su ubicación enfrente de la Casa Rosada –la sede del gobierno- y su fuerte simbolismo. Hoy treinta años después en la sede de las Madres “la Universidad Popular de las Madres”, sus alumnas y alumnos y la gente que siempre las ha acompañado en su lucha por mantener viva la memoria les rindieron homenaje. Salieron a “la Plaza” de nuevo con sus pañuelos blancos y acordonadas de multitud de gente bajo la música de Charlie Garcia removieron de nuevo la memoria. En el periódico mensual de la universidad sus alumnos escribieron
“El 30 de abril era sábado. Las Madres se reunieron en la Plaza. Tal vez caminaron en respuesta a la orden “circulen” de algún policía. No usaban pañuelo. Buscaban a sus hijos. No sabían que estaban haciendo la Historia. No sabían que le enseñarían al mundo que la dignidad derrota dictaduras. Que los hijos paren a las Madres. Que nacer es un hecho colectivo.”
En realidad yo no puedo encontrar palabras propias para describir lo que he sentido estos días….escuchar de este movimiento social desde un aula de antropología en la Universidad de Sevilla y de repente encontrarme con las “Madres” y su lucha acá en Buenos Aires es muy diferente.
Quizás para mí el momento más emotivo ha sido el domingo por la tarde cuando varia gente participamos en la pintura de un mural dedicado a ellas.
Para cerrar volveré a las palabras de los que mejor conocieron a las madres, no encuentro las mías….
“ He aquí el nudo identitario clave del movimiento Madres de Plaza de Mayo. Concebirse como cuerpo vital, generador de nacimientos y, en ese lazo umbilical, concebir a las hijas e hijos secuestrados como sujetos vivos, capaces de revolucionar la sociedad al ser expresión de la acumulación histórica de los sectores populares. Sujetos dinámicos en su práctica elegida: trabajadores, intelectuales críticos, religiosos insurgentes, estudiantes solidarios, militantes de las diversas formas de lucha que el pueblo construye es su búsqueda liberadora. Es decir, hijos e hojas vivas, siempre en acto, muy lejos de la tétrica imposición del genocidio que, sobre la atroz desaparición forzada de las personas, ha pretendido instalar el espacio del terror como único referente de los sujetos reprimidos. El pañuelo blanco se ubica un paso antes del terror, no en el sentido cronológico sino en él de la dialéctica de las prácticas políticas”.

1 comentario:

Unknown dijo...

desde paraguay, saludos
ESTHER BALLESTRINO, TREINTA AÑOS DESPUÉS
(Luis Agüero Wagner*)

De amplia fama en Argentina por su heroica lucha entablada contra una de las más crueles dictaduras que conozca la historia, la instaurada por el “Proceso de reorganización Nacional” en Argentina con el golpe del 24 de marzo de 1976, curiosamente Esther Ballestrino de Careaga constituye una figura poco conocida en su país, el Paraguay, especialmente fuera del ámbito del febrerismo.
Esther fue una maestra, bioquímica y activista social paraguaya, y una de las fundadoras de la asociación de las Madres de Plaza de Mayo, dedicada a buscar a los "desaparecidos" durante la guerra sucia en Argentina, motivo por el cual fue secuestrada, torturada y asesinada. Nacida el 20 de enero de 1918, esta apasionada militante de las libertades civiles desde joven militó en la Concentración Revolucionaria Febrerista, movimiento anti-imperialista que acrisoló las reivindicaciones y ansias de superación surgidas en las trincheras de la guerra del Chaco en un programa socialista de liberación nacional. Maestra Normal y Doctora en Bioquímica y Farmacia tuvo intenso protagonismo en la lucha contra la dictadura militar de Higinio Morínigo, entre 1940 y 1947. En aquellos años aciagos, entre inimaginables dificultades, organizó el movimiento femenino del Paraguay y fue su primera secretaria General.
Muchos febreristas retirados a cuarteles de invierno, todavía recuerdan la pasión y el coraje con que Esther colaboró en defensa de las libertades democráticas durante la guerra civil desatada por la barbarie fascista del 13 de Enero de 1947, y que derivó en el alzamiento militar institucionalista de Concepción, en marzo del mismo año.
Los sobrevivientes cuentan emocionados que jamás negó refugio, en su modesta pero digna vivienda, a los compañeros de movimiento perseguidos, y con inusual valentía hasta su cocina cedió para escondite de pertrechos de las fuerzas democráticas. Perseguida por su apoyo a los revolucionarios institucionalistas de Concepción, en 1947 se refugió en Argentina, donde se casó con el también exiliado febrerista Raymundo Careaga y tuvo tres hijas. Raymundo había sido presidente de la federación de universitarios paraguayos durante la turbulenta primavera democrática, y compartía la pasión socialista con su esposa e hijas con igual fervor.
Después del golpe de Estado encabezado por Videla el 24 de marzo de 1976, Esther solicitó y obtuvo la condición de refugiada del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), pero su casa fue allanada varias veces.. El 13 de junio de 1977 secuestraron a Ana María, su hija menor que estaba embarazada de tres meses.
Ante el secuestro, Esther empezó a trabajar con los familiares de desaparecidos que, ante la falta de respuesta a sus reclamos, comienzan a reunirse en organismos, iglesias y en la Plaza de Mayo. Cuando Ana Maria, (actualmente directora del Instituto Espacio Memoria de la Gobernación de la Ciudad de Buenos Aires) fue liberada, fue nuevamente a la Plaza y las otras Madres le dijeron: Ahora se terminó tu búsqueda, encontraste a tu hija, pero ella les contestó: “No. Voy a seguir hasta que aparezcan todos”.
Esther fue detenida y desaparecida con otras dos compañeras el 8 de diciembre de 1977, y desde entonces se convirtió en un símbolo de la lucha por los Derechos Humanos en Argentina. Las tres mujeres y otras cinco personas, entre ellas las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet, fueron secuestradas tras ser señaladas por el represor de la marina Alfredo Astiz, el 'ángel rubio de la muerte', quien se había infiltrado en el grupo que se reunía en la Iglesia de Santa Cruz de Buenos Aires, alegando que supuestamente tenía un hermano desaparecido. Fue llevada directamente al centro clandestino de detención ubicado en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), bajo el control de la Marina Argentina, donde fue recluida en el sector denominado "Capucha". Allí permaneció aproximadamente 10 días, lapso durante el cual fue constantemente torturada, hasta que finalmente fueron "trasladadas" al aeropuerto militar, subidos sedados a un avión de la Marina y arrojadas al mar frente a la costa de Santa Teresita. La diplomacia de los Estados Unidos, al tanto de todo lo que sucedía de acuerdo a documentos, como en tantas ocasiones encubrió con indiferencia los hechos en gesto de velada aprobación (Document Number 1978BUENOS02346 / Fm Amembassy Buenos Aires To Secstate WashDc5127).
El motivo de esta memoria es sencillamente descubrirla ante sus compatriotas a treinta años de su desaparición, en ocasión de la visita que sus descendientes realizan al país en estos días, sobre todo al cabo de tantos años de silencio en un ambiente como el paraguayo, donde en su momento hasta represores de la talla de Jorge Rafael Videla fueron acreedores de panegíricos desde editoriales de la prensa escrita.

*escritor paraguayo/ ataquedigital@aventura.com.py

bienvenid@s a unas experiencias colectivas

Mi idea es compartir con vosotr0@s mis experiencias en la ciudad de Buenos Aires y en Argentina en general y generar un espacio de difusión de noticias, temáticas y realidades de este país desde una visión cercana al método etnográfico antropológico; esto significa una visión, descripción e interpretación densa de lo sucedido. Resaltaré los temas de cultura en su sentido amplio e intentaré ser generosa con los detalles. Un abrazo a tod@s.